Francine Albach, Ph.D, Peter Paul Moormann, Ph.D y Bob Bermond, Ph.D
Introducción
Los informes de abuso sexual por los pacientes psiquiátricos han sido descritos en la literatura por más de cien años. Psiquiatras y psicoterapeutas descubrieron que algunos pacientes, después de haber estado en tratamiento por algún tiempo, repentinamente afirmaban haber sido abusados en el pasado.
Cuando un paciente hace una afirmación como esta, hay dos posibilidades fundamentales: que las afirmaciones no estén basadas en recuerdos de sucesos reales o que las afirmaciones estén basadas en sucesos reales y que estos recuerdos hayan estado reprimidas por un largo período de tiempo.
La primer postura es la de que las afirmaciones de los pacientes no están basadas en recuerdos de eventos reales.
La primera escuela de pensamiento ha sido expuesta por aquellos autores a quienes nos referiremos como escépticos. Esta tradición abarca tres tendencias.
La primera tendencia se desarrolló alrededor del final del Siglo XIX, cuando un extenso volumen de literatura empezó a estar relacionada con falsas acusaciones de abuso sexual.
(Gamier, 1903; Bresler, 1907; Turkel, 1903; Birnbaum, 1915; y Placzek, 1919).
Los países de habla inglesa no se hicieron eco por completo de este acontecimiento porque los casos fueron publicados en diarios alemanes y franceses de psiquiatría forense.
En Alemania y Austria, este fenómeno se llamó “sexuelle Falschanschuldigungen” (alegaciones sexuales falsas) y en Francia se denominó fenómeno de “accusatrices hysteriques” (las acusadoras histéricas). Muchos de los casos de estudio fueron descripciones de mujeres y niñas que habían denunciado abuso sexual por parte de miembros de la familia. La literatura indica que hacia finales del Siglo XIX la principal preocupación de los autores era de hecho, alertar al público sobre tales falsos recuerdos. Las mujeres que reportaron aquellos recuerdos de abuso sexual fueron consideradas histéricas y la afirmación en si misma era considerada la prueba de esta histeria.
En esta escuela de pensamiento, las mujeres histéricas mentían y fantaseaban por definición. Esto era llamado “pseudologia phantastica”. Especialmente cuando los acusados eran ciudadanos respetables, como médicos, se pensaba que era altamente improbable que el acusado pudiera ser culpable. Además, se sostenía que era más que probable que las pacientes histéricas inventaran estas historias, para obtener mucha atención.